sábado, 13 de junio de 2009

Chevrolet Chevy 250 Coupe Serie 2 - 1973


Pura Sangre de

todos los tiempos

Revista Corsa Nro 398 del

11 de diciembre de 1973



Virtudes

  • Muy buena aceleración.

  • Consumo de combustible normal.

  • Destacada velocidad máxima.

  • Gran capacidad de baúl.

  • Cómoda accesibilidad a todas las partes externas del motor.

  • Buena aireación en el habitáculo.

  • Eficaz mando de caja de cambios.

  • Eficientes frenos.

  • Buenas luces..

Defectos

  • Asientos delanteros y traseros incómodos. En las butacas delanteras no puede graduarse la inclinación del respaldo.

  • Instrumentos de tablero de difícil lectura.

  • Visibilidad hacia adelante con zonas ciegas.

  • Cinturones de seguridad insuficientes.

  • Pedalera incómoda.

  • Fallas en el escalonamiento de la caja de cambios.

  • Mala posición de manejo.

  • Vicios de comportamiento (exageradamente subvirante).

VEL. MÁXIMA 180.017 KM/H

Promedio de dos corridas en sentidos contrarios. Una de 178.217 Km/h y otra de 181.818 Km/h.

Fácilmente identificable por sus rayas pintadas y sus múltiples

estrías, un nuevo modelo de General Motors se puso a la venta

hace poco tiempo. Se trata una vez mas de una modificación

sobre un coche de línea ya impuesto con producción

normalizada y, también una vez mas, esta dirigido al sector

comprador de los velocistas de entrecasa.Descendiente

directo de la cupé Chevy SS, el nuevo vástago fue bautizado

"Serie 2" como lógica denominación genealógica. Ese nombre,

identifica torio de la personalidad símil deportiva impuesta en

estos tiempos, lo exhibe impreso sin recatos en algunos

lugares estratégicos de su carrocería en importantes

caracteres.

Pero las raíces de este renovado Chevy van más allá de los

vínculos hereditarios directos. El rastreo de los antecedentes

que determinaron su puesta en producción hay que enfocarlos

en primer lugar hacia el Chevrón de Jorge López. Un fuera de

serie elaborado ingeniosamente por el inquieto concesionario

de la marca , quien se ocupó de desmantelar prolijamente los

cascos de cupe Chevy SS para rediseñarles la trompa (algo

de la cola), combinar de distinta forma colores vistosos en la

carrocería y mejorar destacadamente la performance del

motor, mediante el cambio de elementos mecánicos para

hacerlos mas eficientes. Esta experiencia particular (de

respetable éxito comercial) fue un excelente globo sonda

para la empresa de San Martín. Aunque en el caso del

modelo "oficial"no hayan entrado las mismas soluciones

técnicas en el presupuesto industrial de renovación.

Chevrolet Chevy 250 Serie 2

Lo que indudablemente ha pesado en el proyecto previo

es falta de unidades con características similares en la oferta

local. Es decir, solamente Chrysler a través de su cupé GTX

e IKA Renault con su Torino añoso le hacían “la contra” en el

momento de irrumpir el Serle 2. Cada uno de ellos con sus

contras. Que van desde el capricho del que elige hasta las

razones promocionales que en el momento que se hacen

subliminales guían al comprador en el sentido que quieran

imponer (sean las razones reales o no). Así es de tener en

cuenta e1 alejamiento de los Torino de las carreras que fue

su gran argumento inicial y lo que sin lugar a dudas movió

el sube y baja a favor de la cupé de Santa Isabel. Aplacado

y sin renovarse, el "Toro", aunque usufructuando su moderno

motor de árbol de levas a la cabeza, fue perdiendo terreno

poco a poco.

Dodge puso en marcha la gran cupé (grande de tamaño).

Y en la elección de ésta entran otros conceptos

. Inclinaciones -simples inclinaciones- telúricas.

Todas esas cosas como "Donde pisa este Ford ningún Chivo

come el pasto...”, en fin, un partidismo que aunque muchos

no lo crean es decisivo en el momento de la compra del

automóvil para traslado.

Hábilmente General Motors apuró la actualización de su cupé

y ganó terreno. Puso en la calle un modelo absolutamente de

línea con características de especial fuera de serie (en el

concepto local). Es el primero en usar esas ropas como

tarjeta de identificación entre los de gran cilindrada. Sus rayas

y estrías llamativas y sus colores brillantes y sus carteles son

hábiles anuncios que motivan a pensar en prestaciones

también especiales y fuera de lo común. Si eso es cierto o

falso es lo que buscamos en este road test.

Lo deportivo como status

Decíamos cuando la cupe SS que tal tipo de carrocerías esta

arraigado en las preferencias de nuestros coterráneos. Y en

este caso especial (el del SS) es un modelo logrado porque

llena los requerimientos de quien lo elija como medio de

transporte.

A la luz del tiempo, aquel juicio quedó corto. Porque el

producto fue mejorado. Aquel análisis tuvo valor en su

momento, pero ahora con la Serie 2 en la calle y con mayores

recursos resulta que nos quedamos cortos porque nos faltó

medir lo que a aquélla le faltaba: la supuesta facha deportiva

(reflejo de una verdad o no). El toque necesario para llenar

mucho más ampliamente las ansiedades de aquellos que

prefieran algo como la cupé SS pero que por sus ornamentos

y esa vieja búsqueda por lo diferente, especial, exclusivo o

prolongación de su personalidad, invertirán en el dos puertas

de última serie.

Aditivos cromáticos que obligan a replantear si ahora el aspecto

mas logrado de la cupé es el equilibrio estético. Se conservan

las formas originales (mejoradas por un despeje distinto del

suelo) que superaron a nuestro gusto el dibujo del primogénito

cuatro puertas

La disminución de altura, la pronunciada caída hacia la cola y

la menor altura total de la carrocería se esfuman por el grueso

filete que la recorre para trepar hacia el techo detrás de la

ventanilla posterior en forma de estrías.

Las llantas de agradable diseño dan el toque de acabado en

la parte inferior.

De todo esto concluimos en que la búsqueda de la personalidad

deportiva también se ha tratado de exteriorizar. Esta es una

buena prueba. La suave agresividad que tenía la primitiva cupe

se enfatiza a través de la combinación cromática.

Chevrolet Chevy 250 Cupe Serie 2

Motor Plus Polenta

El motor de 4.097 cm3 (o sea 250 pulgadas cúbicas) y siete

bancadas fue mejorado como para merecer el titulo de fabrica

de motor "alta performance". El gran cambio se mueve en torno

al reemplazo del carburador original (en el Super Sport), un

Bendix tipo Zenith de una sola boca (a los efectos de llenado

mas efectivo son tanto o mas eficientes que dos carburadores)

también de tiro descendente.

Para la aplicación del doble boca se debió modificar el múltiple

de admisión, es decir, hubo que cambiarlo por otro de diseño

diferente.

El múltiple que utilizan los Serie 2 es el que provee Penín (el

de la "pa-pa") y que antes de la aparición de esta nueva cupé

ya muchos dueños de SS e incluso los Chevrón de Jorge

López los traían incluidos entre las mejoras y por ende es

significativa la similitud entre las cifras obtenidas con una y

otra cupe.

Los cambios se prolongan al árbol de levas al que se lo

modificó levemente, sin que el diferente cruce sea una

característica sustancial del reciente modelo.

Pero sumando todas estas diferencias aplicadas al 250 se

consiguieron 170 HP reales a 4.400 rpm y un par motor de

33.3 kgm. Estas cifras grafican la excelente aceleración de

l auto tirando cambios y en directa, asi como la elevada

velocidad máxima: 180.017 Km/h, utilizando la misma

relación final del Súper Sport y el mismo diámetro de ruedas.

En todo lo demás el motor mantiene las características

fundamentales y clásicas del "varillero" 250 seis cilindros

siete bancadas de GM.

Del interior

Una cupé (dos puertas) que se precie de confortable debe tener

puertas tan grandes como las de la Chevy. Sin embargo por la

baja altura total de la carrocería se confabula el techo con la

criticable reclinación hacia adelante de las butacas delanteras

-como en todo auto de este tipo- con las piernas y el cuerpo

todo del cristiano que quiera subir para obligarlo a realizar

algunas contorsiones. Los medianamente altos (pasó en

nuestro equipo) aun habituados a subir y bajar del coche en

cuestión sufrimos mas de un chichón al estrellar el cráneo

contra el techo en el momento de penetrar a la cupe en la

parte trasera.

El confort de marcha se hace dudoso por el diseño del asiento

trasero (para los circunstanciales viajantes...) por un lado y,

como remarcamos en el caso del SS, en un auto de estas

características y este precio sigue siendo – con más razón

ahora – inadmisible que las butacas tengan una posición fija

de respaldo.

Esto se agrava para el conductor por el pequeño diámetro del

volante (obliga a hacer más esfuerzo para girarlo) y la posición

en que se encuentra.

Hablando de la pedalera. El accionamiento del embrague resultó

duro y la forma del pedal de acelerador realmente incómoda.

Tiene un movimiento pivotante sobre un eje que al cabo de unos

minutos al volante fatigan el movimiento del pie derecho, Para

colmo su posición muy baja respecto al freno hace que a veces

el pie se trabe. Las incomodidades en la conducción culminan

con las fallas de visibilidad que presenta el diseño del coche.

Hacia adelante tiene grandes sectores “ciegos” provocados

por el paránte y el ventilete.

A la izquierda la tercera y última esfera encierra el nivel de

combustible en el tanque, la temperatura de agua y -lo que es

importante- la presión de aceite indicada con números (marcan

kg/cm2). La lectura se hace critica a veces por la forma de los

plásticos transparentes que los protegen. Tienen forma cónica

y distorsionan -fundamentalmente por los reflejos- lo que

indican las agujas.

La parte de controles y accesorios se completa con el cómodo

y eficaz sistema de freno de estacionamiento por pedal, un

buen equipo de calefacción y la radio de buen sonido en todo

el interior.

A la guantera la ayuda como receptáculo de todas las cosas

sujetas de siempre una consola relativamente amplia con una

cajuela con tapa y una bandejita por delante.

La aireación es buena sobre todo por las dos entradas

gobernables en los laterales del torpedo debajo del tablero.

Su comportamiento

Coincidió que en nuestras manos tuvimos casi simultáneamente dos coches para hacer el road-test. Con los dos nos fuimos una mañana al autódromo para hacer las medidas del recorrido del slalom y algunas vueltas a la pista para calificar el comportamiento de las unidades.

Las dos tenían muy poco que ver entre si por diferencias de

tamaño, cilindrada, continente de origen, pretensiones,

velocidad, aceleración, etc. Pero sirvieron ambas muy bien

entre si para marcar los defectos de una y otra a la hora de

las verdades absolutas.

Ese test arrojó impresiones concluyentes: mientras el europeo

de pequeña cilindrada doblaba neutro y con las cuatro ruedas

en el piso, el Serie 2 demostró ser subvirante, con un rolido

bastante marcado en todos los virajes.

Por seguridad también tendría que traer de fábrica arnés de

seguridad combinado y no solamente de cintura como trae.

Los frenos, en cambio, son muy efectivos y el coche se detiene

en distancias cortas, Y por último digamos que la aceleración

destacada del coche lo hace seguro para salir de imprevistos, o,

como el día del autódromo, para doblar corrigiendo con la fuerza

del motor en base a acelerador.

Eso es todo. Por un lado tuvimos en nuestras manos un coche

con características deportivas y por otro una cupé que no puede

desprenderse de ciertas características de su antecesora. Una

contradicción que pasarán por alto quienes son adeptos a tener

un vehículo con marcada aceleración y alta velocidad máxima

sin perder las ventajas que pueden brindar un coche de tamaño

grande.

Chevrolet Chevy 250 Cupe Serie 2


Con la quinta rueda electrónica se puede comparar

correctamente el velocímetro, además de medir con

exactitud el kilómetro lanzado. También se utiliza para

medir la aceleración y desaceleración del vehículo.

La serie 2 en ruta

Apenas me senté en la Chevy Serie 2, automáticamente

busqué la palanca lateral para graduar la inclinación del

respaldo.

No la encontré porque no existía. Los asientos de la

Serie 2 sólo se regulan de abajo para alejarlos o

acercarlas al volante.

El respaldo es rígido, cosa que no llego a entender

muy bien en un auto deportivo de alto costo, así

como los cinturones de seguridad “de cintura” en

lugar de ser combinados. Una vez acomodado y

con la gran puerta de acceso cerrada,

uno se encuentra con un volante muy

pequeño y una columna de dirección

extremadamente larga que aleja el tablero

en forma considerable del “volantito” de

comando y lo acerca al conductor.

Con la Serie 2 hice un viaje de 2.500 kilómetros por

caminos de asfalto, salvo unos 20 kilómetros de ripio.

Continuando con el tema, la "S-2" tiene potencie

suficiente como para transitar a velocidades superiores

a los 160 km/h. en un régimen de vueltas lógico y sin

vibraciones. Claro que no es fácil llevarla. O, es la

suspensión que conspira contra la tenida direccional

de la nueva cupé de GM, o por el tipo de neumáticos

en nuestra unidad. Cuando el pavimento se pone

rugoso la cosa se pone peor. Finalmente logré un

término medio decoroso poniéndole 34 libras

de presión a las cuatro gomas.

La caja de velocidades, aunque algo dura en su

accionar, es precisa y segura. No hay problemas.

Nadie podrá “pifiar” un cambio o poner cuarta en

lugar de segunda. Frena bien y el servo ayuda a que

la operación exija poco trabajo. El frenado es suave y

efectivo en distancias cortas teniendo en cuenta el peso

y otros factores. Dobla con tendencia a sacar la trompa

(eso que también se llama subvirar) pero cuando se la

“llama” por medio de bruscos golpes de volante, responde

y se estabiliza. Es franca, se deja manejar y no tiene

vicios aparentes. Con lluvia la tenida desmejora bastante

, pero hasta los 120 km/'h no existen mayores

inconvenientes. En la ciudad la dirección se pone muy

dura (por el volante demasiado pequeño) y estacionar

es trabajoso. Un auto potente, de buena aceleración,

con excelente velocidad máxima, frenos adecuados y

luces de primera. Del otro lado de la balanza: una

posición de manejo cansadora e incomoda, volante muy

pequeño, motor ruidoso a altas velocidades.


Carlos Figueras


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